Deja vu - Nadia Birnbaun - Actividad 21
Nadia Birnbaun
Comisión 07 - Santiago Castellano.
Consigna: "Leer "La ley de la vida" de Jack London, en la nota de lectura atender a cómo entra la historia de la caza del alce en la historia principal, para qué está ahí, y cómo utiliza el narrador a los objetos para construir el escenario".
Modalidad individual.
Primera Escritura.
Deja vu
En "La ley de la vida" conocemos la historia de un viejo hombre que reside bajo las tradiciones de una o varias tribus. Al borde del fin recuerda sus vívidas experiencias, entre ellas haber presenciado la muerte de un senil alce frente a una manada agresiva de lobos. Atesora la fuerza con la que este peleaba su destino, por muy mayor que se encontrara y por muy lejos que estuviera de sus pares. Por momentos pensó que quizás la voluntad reinaría por sobre el ciclo de la vida, a pesar de que al final hubieran claros indicios de que no sería así.
En el memorar, Koskoosh se convierte en un alce viejo y solitario, rendido e ingresado en la boca de la muerte. Él entiende que así debe ser, que toda vida finaliza y que cuando uno no tiene capacidad de cumplir más propósito para lo valorado por su tribu debe de finalizar sus hazañas. Realmente lo comprende, sin embargo, cuando se adentra en sus historias, piensa en todo lo que ha sido. Interpreto que entiende que la existencia no solo "es", en presente, sino que esta se compone de todo lo que ha sido y de lo que ha logrado, la vida se mide por la estimación que uno le de. ¿Para qué hubiese peleado el alce sino? Esas historias, las que son compartidas con los lectores, son las que despiertan las ansias, de ser contadas, de ser escuchadas, de conocer más historias, de simplemente enorgullecerse de sí, entre otras variables sin fin.
Al final Koskoosh, esperando la muerte, presiente estar viviendo una escena que ya ha encarnado con anterioridad. En un abrir y cerrar de ojos se ve rodeado de una manada de lobos hambrientos. En un primer momento considera luchar, pero luego se convence de que de nada sirve pelear, no contra los lobos, pero contra si mismo, no cuando ya todos han asentido en que su osadía se ha perdido. Entonces, tal vez sea uno quien deba apreciar sus propias batallas ganadas, pero de todo el equipo depende declarar una batalla como perdida.
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