Lo que no dicen los diálogos - Actividad 15 - Nadia Birnbaun

Nadia Birnbaun.
Comisión 07 - Santiago Castellano. 
Consigna: "Leer "Los asesinos", de Hemingway, y atender a cómo están construidos los diálogos y pensar cuál sería la "historia profunda" o el sentido del cuento".
Modalidad individual.
Primera escritura. 


Lo que no dicen los diálogos

 Hay textos que no sólo se construyen a sí mismos, sino que construyen una mirada para quien los lee. "Los asesinos" de Hemingway es un gran ejemplo.  Es un cuento a base de, mayoritariamente, diálogos. Emplea mucho la repetición de palabras, se toman las platicas anteriores y se repiten y modifican constantemente, haciendo que el lector deba prestar suma atención. El hecho de ser atrapante es lo que adentra el interés en la historia, permitiendo ser uno más de los testigos de la escena. 
 Dado que no hay mucha descripción, es más, parece ser que lo único descrito es aquello sumamente esencial para entender el progreso de la narración; desde el otro lado debemos de leer entre líneas para saber qué piensan y sienten los personajes. Usemos a la muerte como objeto. Es un tema bastante predominante, se podría decir que es el objetivo de la historia, matar a Olé Andreson. Se compone una conversación que gira en torno a su espera y se realiza toda una escenografía que da a entender lo que sucedería de este llegar. Hasta aquí tenemos lo que se denomina la historia superficial. Sin embargo, es en la segunda mitad del cuento en que "la muerte" como tópico cobra sentido real. El diálogo entre el joven Nick  y el blanco de los asesinos es lo que, con detalle, nos permite a nosotros, los lectores, ser descriptivos de la situación. Nos ofrece el lugar de ser omniscientes e inclusive explicativos de lo que no se está diciendo. Esto es que la vida, tal como la conocemos, próxima a su fin, desarrolla en las personas distintos mecanismos de defensa. Tenemos quiénes la asumen, quiénes la temen, quiénes la ignoran, quiénes la discuten y quiénes la producen. Y es el caso de Nick, particularmente, ingenuo, miedoso y negador, el que le da el verdadero sentido a la historia. ¿Se va? ¿Se queda? ¿Dónde están los diálogos que declaran su postura? 
 Esa conversación no es necesaria, porque se dice lo justo y necesario. Se revela la historia profunda, los verdaderos desafíos de los personajes, lo que están dispuestos a hacer en pos de salvar su expresión. Como advertencia dejo por escrito que, de leerlo, usted también dudará de cómo hubiese afrontado la realidad de estar en los zapatos de alguno de los personajes de Hemingway. 

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