De intangible a legible - Actividad 32 - Nadia Birnbaun
Nadia Birnbaun
Comisión 07 - Santiago Castellano.
Consigna: "Hacer un comentario/nota de lectura acerca de:
-Sobre Un día cualquiera, de Hebe Uhart, por Carlos Pardo
-Sobre Los lemmings y otros, de Fabián Casas, por Sandro Barrella
-“La reseña como género discursivo”, Daniel Link
-“Enamorado”, Graciela Speranza
(Cuadernillo Reseña)".
Primera escritura.
De intangible a legible.
Hace un tiempo deje de preguntarme "¿qué se escribe?" para cuestionarme "¿para qué se escribe?". Más allá de para ser leídos, porque no cabe duda alguna que será un propósito invariable, considero que la respuesta depende de quién escriba.
La cuestión se complejiza cuando pensamos en quién escribe sobre lo escrito y para qué lo hace. En los fragmentos leídos he encontrado una suerte de respuesta poética y mediática al asunto. Me atrevo a decir que el juicio, la crítica, tiene la pretensión de retratar o, en su defecto, materializar los sentimientos que se imponen, sin vergüenza alguna, al momento de leer una obra.
He comprendido, con estas ejemplificaciones, que para hablar de lo escrito hay que desmenuzar sus componentes. No considero que llegue a ser indispensable, pero sin duda es más preciso conocer respecto del autor, de sus orígenes, obras, contenidos, significados y recursos; que intentar intimar con una pluma cualquiera. Es entonces que se ve el panorama completo, asumiendo que poseemos la capacidad de interpretar a los artistas en la medida en que produjeron su arte, leyendo entre las líneas correctas y entregándonos ciegamente a su final.
Es atrayente también poder ver con transparencia cómo la publicidad es un factor casi inconsciente en este género. Todos, asumo, hemos recibido recomendaciones, más allá de su peso peyorativo o elogioso, acerca de construcciones artísticas ajenas o, quien dice, propias. Me atrevo a decir con seguridad que estas acciones han despertado intriga o interés en muchos de nosotros, tal vez incluso nos hayan llevado a querer corroborar esos juicios de valor. A fin de cuentas, no es más que el peso abstracto que tiene para uno una creación real y su necesidad de transformar lo intangible en legible.
Si me es permitido valorar la reseña de Speranza a Sicardi debo admitir que ha logrado transmitir su esencia, y eso que yo no lo he leído. Más allá de las flores con las que adorna sus palabras, los sonidos líricos y las terminologías sofisticadas, incluso más allá de sus balances y analogías, es increíblemente clara. La comprendo porque explica, además de su evidente postura receptiva respecto de Sicardi, las decisiones del autor, el sentido que este produce con su obra al dar sentido a una construcción anterior. Es ella, con su análisis profundo y edificado, la que responde a mi "¿para qué?".
Me queda por agregar que Speranza seguro también compuso para ser leída, para ser valorada. He aquí lo extraño de la escritura: es como un cuento enmarcado del que se desprenden versiones externas, más o menos afines a su objeto original, pero que siempre regresan, de una forma u otra, a sus bases. De esas versiones, infinidad de posibilidades y posturas desde las cuales afrontar ese juicio que todos poseemos y que no todos sabemos plasmar.
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